Texto para estudio: Jeremías 1.6-8
YO ESTARÉ CONTIGO
1.- ¿Qué miedos tiene Jeremías?
2.- ¿Cómo lo yudó Dios?
En el primer estudio vimos cómo el Señor había afirmado la identidad de Jeremías. Pero el ser llamado por Dios no significa que todo esté siempre bien; entonces, ¿Qué nos comunica el clamor: "Ay, Señor"? Esta misma angustia e inseguridad ya la habían experimentado Moisés (Ex 3.11,12) y Jonás (Jon 4.3) cuando Dios los llamó. Mientras la timidez bien puede mostrar humildad y sensibilidad, no debe ser excusa para la indiferencia y el 'no te metas' que nos lleva a la parálisis.
¿Cómo vencer la timidez?
Es importante darnos cuenta de que el ministerio es del Señor, y no de uno mimo. Si fracasamos en el intento, ¿qué nos importa, mientras hagamos su voluntad? El Señor sabe todo y nos llama para cumplir sus propósitos. Nos sobreponemos a la timidez al saber que tenemos la misión de hacer el trabajo de nuestro Padre. Somos embajadores del Rey, con su autoridad y respaldados por su poder.
La seguridad del 'Dios presente'
"Yo estaré contigo". Podemos desconfiar de nosotros mismos mientras nos miramos al espejo, pero al mirar a Dios vemos la fuente del poder y la victoria. Quizás sea mejor así; que la timidez nos lleve a confiar en Dios. Con Pablo podemos afirmar: "me alegro de ser débil, para que en mí se muestre el poder de Cristo" (2 Cor 12.11).
La inspiración directa del Espíritu de Dios
El Señor no sólo se hace presente para protegernos y apoyarnos, sino que vive en nosotros para infundirnos amor y poder. Jeremías teme que no pueda hablar adecuadamente y recibe las palabras de Dios mismo. El Señor es el verdadero orador. Todo ministerio procede de Dios y no debemos temer por su fracaso. Dios cumplirá su misión.
Tantas veces en nuestra vida podemos ser parte de un diálogo como el siguiente:
Usted y Dios
"No puedo" "Yo puedo"
"No soy capaz" "Yo soy capaz"
"Otros lo harán mejor" "Yo te escogí"
"Me dijeron: 'no te metas'" "Yo te envío"
"Ni loco" "¡Sí, conmigo!"
"Sí, Señor. Juntos."
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