sábado, 14 de mayo de 2011

TREINTA DÍAS CON JEREMÍAS - Nº 15

LOS CONFLICTOS EMOCIONALES DE JERMÍAS

Texto para estudio: Jeremías 20.7-18


* ¿Por qué quiso Jeremías abandonar su ministerio?

* ¿Qué esperaban sus amigos?


Jeremías piensa: ¡Ya basta! No doy más, no puedo; incluso Señor, tú prometiste estar conmigo y hacer de mí una "muralla de bronce" --"tú me engañaste", aun mis amigos están en mi contra.

Vemos la angustia de Jeremías en medio de un pueblo rebelde, soportando acusaciones, insultos y burla. No le quedaba más alternativa que proclamar la cercanía de la catástrofe. Esa agonía encontró expresión en las explosiones emotivas del profeta que se quejaba contra el destino y llegaba al extremo de decir que "no volvería a hablar en nombre de Dios". Pero no podía dejar su ministerio: "entonces tu palabra en mi interior se convierte en un fuego que devora" y sus conflictos interiores se agudizan aún más. Jeremías acaba de afirmar: "No pensaré más en el Señor" y de repente irrumpe en alabanza: "Canten al Señor, alaben al Señor". ¡Parece extraño este cambio tan repentino!

A su alabanza sigue el insulto: "¡Maldito el día en que nací!" Pero, ¡por favor! ¿tan cambiante es Jeremías? No es consecuente; ¡qué poco apropiado en un hombre de Dios! Pero el hecho de que este cambio ocurra directamente después de haber aparentemente sobrellevado el problema nos muestra la profunda agonía de sus conflictos emocionales.

¿Vale la pena vivir? como Job (Job 3.3) y Moisés (Nm 11.15), Jeremías lamenta con amargura su nacimiento. Con lenguaje salvaje, sufrido y fuerte, expresa como una tormenta la miseria de su vida: "Por qué Dios no me hizo morir en el seno de mi madre" --el seno de la vida lo deseaba como sepulcro. ¡Qué negación de la vida! ¡Qué llanto terrible!

"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?". Suena como Jeremías, ¿no? Todos, aún Jesús, sufrimos conflictos interiores fuertes. Los creyentes discuten con Dios, los escépticos discuten entre sí. Jeremías era verdaderamante humano en su relación auténtica, sincera, con Dios.

En una relación personal, auténtica, se pelea. Cuando las cosas no andan bien, ¿luchamos con las dificultades?


ORACIÓN: Ayúdame, Señor, a amar, discutir, llorar, festejar y pelearme contigo --¡te amo tanto!

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-TREINTA DÍAS CON JEREMÍAS - Un amor esperanzado

Serie de devocionales

Juan Harrower

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