¡Cómo quisiera que me des tu bendición, que ensanches mi territorio, que tu mano esté conmigo y que me libres del mal, para que no sufra yo ningún daño!
¿Por qué duermen? ¡Levántense y oren para que no caigan en tentación!.-A decir verdad, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.
Solamente dos cosas te he pedido; ¡concédemelas antes de que muera! Aparta de mí la vanidad y la mentira, y no me des pobreza ni riquezas. Dame sólo el pan necesario, no sea que, una vez satisfecho, te niegue y diga: «¿Y quién es el Señor?» O que, por ser pobre, llegue yo a robar y ofenda el nombre de mi Dios.
El Señor te librará de todo mal; el Señor protegerá tu vida.-Yo te libraré del poder de los malvados. ¡Yo te libraré del poder de los violentos!.-Aquel que fue engendrado por Dios lo protege, y el maligno no lo toca.
Por cuanto has obedecido mi mandamiento de ser perseverante, yo también te protegeré a la hora de la prueba, la cual vendrá sobre el mundo entero para poner a prueba a cuantos habitan en la tierra.-El Señor sabe librar de la tentación a los piadosos.
1 Crónicas 4.10; Lucas 22.46; Mateo 26.41; Proverbios 30.7-9; Salmo 121.7; Jeremías 15.21; 1 Juan 5.18; Apocalipsis 3.10; 2 Pedro 2.9.
Versión: Reina-Valera Contemporánea - 2011
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