Los seres humanos tenemos la tendencia de inclinarnos a uno u otro lado. Nos gusta el color blanco o el negro; el día o la noche; lo bueno o lo malo; lo honesto o lo deshonesto; etcétera, pero aunque cueste creerlo en el ámbito espiritual nos sucede lo mismo. Pareciera que estar en el medio o vivir equilibradamente fuera más la excepción que la norma. Para ser sinceros debemos reconocer que es difícil encontrar un verdadero equilibrio en todo lo que hacemos o emprendemos. Como cristianos, y gloria al Señor por esto, podemos alcanzar lo que humanamente es imposible. Este equilibrio viene a nuestras vidas por el poder de la Palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo.
Cuando en nuestra vida fusionamos a los dos, experimentamos un verdadero equilibrio que glorifica a Dios. Muchos se desequilibran hacia el lado de la Palabra que sin la vida del Espíritu se hace hueca y sin vida; otros se desequilibran hacia el lado del Espíritu Santo sin el sustento de la Palabra de Dios y caen en un desenfreno extra espiritual. La vida cristiana es como cuando navegamos en un bote con remos. Si remamos siempre del mismo lado, con un solo remo, vamos a estar dando vueltas y vueltas sin llegar a ningún lado, pero cuando usamos los dos remos, cada uno en su lado, avanzamos y llegamos a destino.
¿Cómo estás remando en el bote espiritual de tu vida?
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