lunes, 20 de junio de 2011

NO ENTIERRES LA CABEZA

Contrariamente a la creencia común, el avestruz no entierra la cabeza en la arena para ignorar el peligro. Un avestruz puede correr a una velocidad de 70 kph, patear con fuerza y picar agresivamente con su pico. Como el ave más grande y más rápida del mundo, no necesita enterrar la cabeza.

«Enterrar la cabeza en la arena» es un dicho que describe a alguien que quiere ignorar sus faltas o las de los demás. El profeta Natán no permitió que el rey David olvidara sus pecados de adulterio y asesinato (2 Samuel 12.1-14). Se necesitó un hombre valiente para confrontar a un rey acerca de sus errores. No obstante, Natán fue obediente a Dios y sabio en su acercamiento.

El apóstol Pablo apremió a la Iglesia primitiva a confrontar el pecado. Les dijo: «Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, ustedes, que son espirituales, restáurenlo con espíritu de mansedumbre. Piensa en ti mismo, no sea que también tú seas tentado.» (Gálatas 6.1-RVC*). Hemos de confrontar a nuestros hermanos y hermanas en Cristo acerca de su pecado con vista a restaurarlos a la comunión con Dios. También debemos reconocer que no somos inmunes a las mismas tentaciones.

Claro que no debemos ir buscando el pecado en la vida de otros creyentes. Pero tampoco debemos enterrar la cabeza en la arena cuando tenga que ser confrontado.


*RVC: Reina Valera Contemporánea, 2009

-AL

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