sábado, 11 de junio de 2011

FORTALEZA Y APOYO

La gente que sufre tiene una necesidad común: el consuelo que viene de confiar en Dios. Necesita tener la seguridad de que la tragedia y la aflicción no son una característica de la falta del favor de Dios sino de que Él llora con ellos, los ama, y nunca dejará a los que son Suyos.


Elifaz dijo a Job: «Tú, que a tantos dabas lecciones, que fortalecías los brazos débiles, que animabas al vacilante con tus consejos, que robustecías las rodillas temblorosas, . . .» (Job 4.3,4 - BLPH). Job se ganó este atributo a pesar de su propio sufrimiento profundo. Y cuando ofrecemos consuelo a la gente que está triste y que sufre, no sólo imitamos a Job sino que imitamos a Jesús.

En medio de una hueste de personas que sufren, cada uno de nosotros puede acercarse a alguien para convertirse en un consolador como Job. Pidamos a Dios que ablande nuestro corazón lo suficiente como para apoyar y fortalecer a los que sufren.
-HVL
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