viernes, 22 de junio de 2012

LUZ PARA EL COTIDIANO VIVIR (23)

«...esta esperanza no nos defrauda, porque  Dios  ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.»

       Sabrás entonces que yo soy el Señor, y que no quedan avergonzados los que esperan en mí.-...bendito el hombre que confía en mí, que soy el Señor, y que en mí  pone  su confianza.-Tú guardas en completa paz a quien siempre piensa en ti y pone en ti su confianza. Confien siempre en el Señor, porque él es la Roca  eterna.-Sólo en Dios halla tranquilidad mi  alma; sólo en él he puesto  mi esperanza. Sólo Dios  es mi salvación y mi roca; porque él es mi refugio, no  resbalaré.-No me avergüenzo, porque  yo sé a quién he creído.
       Por eso Dios, queriendo demostrar claramente a los herederos de la promesa que sus propósitos no cambian, les hiszo un juramento, para que por estas dos cosas que no cambian, y en las  que Dios no puede mentir, tengamos un sólido consuelo los que buscamos refugio y nos aferramos a la esperanza que se nos ha propuesto. Esta  eperanza mantiene nuetra alma firme  y segura, como un ancla, y  penetra hasta detrás  del velo, donde Jesús, nuestro precursor, entró por nosotros y llegó a ser sumo  sacerdote para siempre, según el  orden de Melquisedec.

      Romanos 5.5;  Isaías 49.23; Jeremías  17.7; Isaías  26.3,4; Salmo 62.5, 6;  2  Timoteo 1.12; Hebreos  6.17-20.

Versión: Reina-Valera Contemporánea - 2011

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