lunes, 11 de junio de 2012

LUZ PARA EL COTIDIANO VIVIR (17)

A ti te agradó librarme de la corrupción del sepulcro.

      Dios envió al mundo a su Hijo unigénito, para que vivamos por él.-En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
      ¿Qué otro Dios hay como tú, que perdona la maldad y olvida el pecado del remanente de su pueblo? Tú no guardas el enojo todo el tiempo, porque te deleitas en la misericordia. Tú volverás a tener misericordia de nosotros, sepultarás nuestras iniquidades, y arrojarás al mar profundo todos nuestros pecados.-Mi Señor y Dios, te pedí ayuda, y tú me sanaste; tú, Señor, me devoloviste la vida; ¡me libraste de caer en el spulcro!-Cuando dentro de mí  desfallecía mi alma, me acordé de ti, Señor, y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo templo.-Yo puse mi esperanza en el Señor, y él inclinó su oído y escuchó mi clamor; me sacó del hoyo de la desesperación, me rescató del cieno pantanoso, y plantó mis pies sobre una roca; ¡me hizo caminar con paso firme!

      Isaías 38.17; 1 Juan 4.9, 10; Miqueas 7.18-19; Salmo 30.2, 3; Jonás 2.7; Salmo 40.1, 2.

Versión: Reina-Valera Contemporánea - 2011

0 comentarios: