lunes, 14 de mayo de 2012

UN DÍA DE ORO

Las hojas de otoño que hoy son doradas a menudo ya no están mañana.
Nuestras oportunidades de obedecer lo que Dios nos induce a hacer también son fugaces. Santiago advirtió contra una arrogancia que asume que los días para llevar a cabo nuestras buenas intenciones serán eternos «... cuando ni siquiera saben lo que les va a suceder mañana? Su vida es como la niebla: aparece por un poco de tiempo, y luego desaparece... Si ustedes saben hacer lo bueno y no lo hacen, ya están pecando» 4.4,17 TLA).
¿Existe algún acto de amabilidad o aliento que Dios te haya instado a hacer por alguien en Su nombre? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde ese primer llamado? Con tantas demandas sobre nuestro tiempo, las tareas urgentes demandan nuestra atención mientras que las cosas importantes pueden posponerse. Pero llegará un momento cuando incluso lo importante ya no pueda hacerse.
Si seguimos ahora la exhortación de Dios con nuestros actos, hoy será un día de oro.

0 comentarios: