miércoles, 20 de julio de 2011

UN CORAZÓN HUMILDE

«Jesús decía: Si alguno quiere venir detrás de mí, ha de renunciar a su propio yo, tomar su cruz y seguirme» (Mt. 16.24; Mr. 8.34; Lc. 9.23)


En Mateo 11.29, Jesús nos habla de un yugo que es fácil y ligero. Ya no se trata de nuestra naturaleza de pecado que nos esclavizaba y condenaba a muerte; sino de una vida en Cristo en donde él es el centro, y el yugo es simplemente no atender las demandas del YO.

Y Jesús también dice: «...aprendan de mí, que soy manso y humilde», une esa carga con dos características de su carácter, como si esas características fuesen la expresión concreta de la nueva responsabilidad puesta sobre nosotros.

Luego en Fil. 2 encontramos "cómo" aprender a ser humildes para ser como Jesús. Y descubrimos que debemos "despojarnos" de todo lo que nos da gloria. Necesitamos renunciar a nuestras habilidades y talentos, nuestra posición social, nuestro pasado, y todo aquello que nos hace sentirnos "importantes" y "reconocidos", o simplemente esas pequeñas cosas que solo sabemos que nos enorgullecen.

Se trata de tomar la decisión a hacernos siervos de los demás, tal como lo hizo Jesús (Fil. 3.7-8). Necesitamos entender que Dios no puede hacer nada con nuestras habilidades y talentos si no se los entregamos a él.

Para Dios somos lo más importante que él tiene, nos ama y acepta tal como somos, y tiene un propósito específico para nuestras vidas. . . pero no puede trabajar en las áreas en que nosotros creemos que podemos solos.

Reconocer a Dios como Señor, recibiendo su amor nos pone en el lugar correcto; necesitar de Dios inevitablemente quiebra nuestro orgullo o nos saca de la autocompasión, enseñándonos que la humildad es un yugo fácil y ligero.

______________________________


·Febe Zanetti

0 comentarios: