sábado, 2 de julio de 2011

QUÉDATE EN EL SOL

En su libro «Todavía falta lo mejor», Henry Durbanville contó la historia de una niña en Londres que ganó un premio en una exhibición de flores. La flor con la que participó creció en una vieja tetera rota y había sido colocada en la ventana del ático de una casa de vecindad maltrecha. Cuando alguien preguntó cómo consiguió cultivar tan encantadora flor en un ambiente tan improbable, dijo que la movía de un lado para otro para que siempre le diera el sol.

Durbanville entonces recordó a sus lectores las palabras de Jesús: «Como el Padre me ama a mí, así los amo yo a ustedes. Permanezcan en mi amor» (Juan 15.9 - BLPH*). De esto aprendemos que nosotros también debemos conservarnos continuamente en el calor del amor de Dios.

Permanecemos en el amor de Cristo cuando mostramos amor a los demás. Jesús lo expresó claramente cuando dijo: «Pero sólo permanecerán en mi amor si cumplen mis mandamientos... Mi mandamiento es este: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. El amor supremo consiste en dar la vida por los amigos» (Juan 15.10,12-13 - BLPH*).

Sentimos el calor del amor de Cristo cuando obedecemos su mandamiento de amar y servir a los demás. Así es como podemos estar siempre al sol.

-RWD

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NUESTRO AMOR A DIOS SE VE EN NUESTRO AMOR A LOS DEMÁS.

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*BLPH: Biblia LA PALABRA

Edición hispanoamaericana,

Primera edición, 2010

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