Entre los científicos que estudian el cerebro humano hay un dicho que reza: «Úselo antes de que lo pierda.» Tenemos el poder de contribuir a mantener nuestro cerebro en forma y trabajando bien. El Dr. Lawrence Katz, neurólogo de la Universidad Duke, apremia a la gente a realizar ejercicios mentales diarios tales como cepillarse los dientes con la mano menos hábil o tomar una nueva ruta al trabajo para ayudar a estimular el cerebro y mantenerlo sano. La meta es reemplazar la rutina en la que no se piensa con un conocimiento fresco y un enfoque nuevo.
Todos los seguidores de Jesús podemos aprender una lección en esto. Hasta las disciplinas espirituales más valiosas como leer la Biblia y orar pueden llegar a ser tan habituales que nuestra mente no se compromete plenamente.
Para evitar caer en una rutina espiritual, ¿por qué no agregamos memorización de las Escrituras a nuestro tiempo devocional diario? Es un esfuerzo mental diseñado para producir un cambio espiritual. El salmista escribió: «Guardo tus palabras en mi corazón para así no pecar contra ti.» (Salmo 119.11 - BLPH). Pablo dijo: «No se amolden a los criterios de este mundo; al contrario, déjense transformar y renueven su interior de tal manera que sepan apreciar lo que Dios quiere, es decir, lo bueno, lo que es grato, lo perfecto.» (Romanos 12.2 - BLPH).
Memorizar la poderosa Palabra de Dios y meditar en ella es más que un juego cerebral.
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Deja que la Palabra de Dios llene tu memoria,
gobierne tu corazón y guíe tus pasos.
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-DCM
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