miércoles, 13 de julio de 2011

PODER QUE TRASTOCA

¿Q se necesita para trastocar la buena obra de la iglesia? Sólo una a una persona sedienta de poder.

Un pastor contó acerca de cómo las cosas se trastocaron en su iglesia. Muchas personas habían venido a la fe en Cristo, y la membresía se había cuadruplicado. Los miembros estaban activos en el servicio a la iglesia y a la comunidad.

Pero entonces un hombre que estaba en una posición de liderazgo comenzó a envidiar la influencia del pastor. Él sentía que merecía más poder, así que comenzó a tirar abajo al pastor --pensando que esto aumentaría su propia talla. No le importaba lo que le estaba haciendo a la obra de Dios; él quería poder y reconocimiento. Causó tal alboroto que el pastor tuvo que renunciar.

Cuando se trata de servir a Cristo, no tenemos derecho a buscar poder. No tenemos llamado alguno al prestigio. No tenemos razón alguna para buscar el auto engrandecimiento y el reconocimiento. Cuánto mejor es servir silenciosamente tras bastidores, teniendo en mente que Jesús, nuestro ejemplo, «no vino para ser servido, sino para servir» (Mateo 20.28).

¿Eres un pastor? ¿Un maestro? ¿Un diácono? ¿Un miembro de la Junta? ¿Un misionero? ¿Miembro de alguna iglesia? Si buscas poder, puede que lo obtengas, pero será un poder que trastoque la buena obra del ministerio de tu iglesia.

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