miércoles, 13 de abril de 2011

EL GRAN DESEO DEL APÓSTOL PABLO

El permanente deseo del apóstol Pablo fue el de ganar al mundo para Jesucristo. A pesar de que Pablo fue apedreado, golpeado y sufrió muchas dificultades, siempre buscó cumplir con la Gran Comisión.

Pablo usó de la estrategia para llevar a cabo su ministerio. Sus viajes misioneros fueron cuidadosamente planeados a fin de poder saturar ciudades importantes y provincias enteras con el evangelio de Jesucristo. Él no creyó que un plan estratégico fuese carnal e indigno.

Aunque Pablo contaba con una estrategia definida para ganar a su generación para Cristo, no era esclavo de sus planes. Permaneció sensible a la guía del Espíritu. Recuerda, por ejemplo, cómo el Espíritu Santo lo envió a Macedonia aunque Pablo tenía otros proyectos (Hechos 16).

Para mí es un concepto extraordinario. Por un lado, Dios espera de nosotros un planeamiento lógico y estratégico para poner en práctica la Gran Comisión. Por otro lado, si permanecemos sensibles a la dirección del Espíritu, cuando sea necesario Dios podrá reencuazar nuestros planes. Una cosa no invalida a la otra necesariamente.

Como Pablo, tenemos que pensar de manera estratégica si esperamos que la gente oiga la voz de Dios. ¿Qué se necesitaría, qué habría que hacer para que determinado pueblo oiga la voz de Dios y crea en el mensaje divino?

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