Tú eres mi refugio en momentos difíciles.
Son muchos los que preguntan «¿Quién nos hará ver el bien?» ¡Que la luz de tu rostro, Señor, nos ilumine!.-Por la mañana proclamaré tu misericordia, porque tú eres para mí una fortaleza, ¡eres mi refugio en momentos de angustia! En mi prosperidad llegué a pensar que nunca conocería la derrota. Y es que tú, Señor, con tu bondad, me mantenías firme como un baluarte. Pero me diste la espalda, y qudé aterrado. A ti, Señor, seguiré clamando, y jamáas dejaré de suplicarte. ¿Qué ganas con que yo muera, con que baje yo al sepulcro? ¿Acaso el polvo podrá alabarte? ¿Acaso el polvo proclamará tu verdad? ¡Escúchame, Señor, y tenme compasión! ¡Nunca dejes, Señor, de ayudarme!
Te abandoné por un poco de tiempo, pero volveré a recogerte con grandes misericordias. Estaba yo un poco enojado cuando por algún tiempo no quise ni verte; pero volveré a tenerte compasión y misericordia eterna. Lo digo yo, que soy tu Señor y Redentor.-Aunque ustedes estén tristes, su tristeza se convertirá en gozo.-Tal vez lloremos durante la noche, pero en la mañana saltaremos de alegría.
Jeremías 17.17; Salmo 4.6; 59.16; 30.6-10; Isaías 54.7, 8; Juan 16.20; Salmo 30.5.
Versión: Reina-Valera Contemporánea - 2011.
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