Todo lo que hacemos tiene efectos sobre los otros miembros del Cuerpo de Cristo. No es indiferente cómo nos comportamos como creyentes. La conducta de cada miembro del pueblo celestial contribuye a la bendición o, al contrario a la desgracia del conjunto. Además, esa conducta o es para la gloria, o para la deshonra de nuestro Señor.
domingo, 31 de octubre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario