sábado, 9 de octubre de 2010

LA IGLESIA Y SUS OFICIALES (1 TIMOTOE 3.1-9)

1 Timoteo 3.6 - «..., no un neófito, no sea que envaneciéndose...» Encargar a un recién convertido de ejercer una función de liderazgo equivale a tentarlo para caer en el orgullo. Por esa razón, los líderes deben salir de entre los miembros con madurez espiritual en la congregación.
«... caiga en la condenación del diablo» La condenación del diablo consistió en el orgullo con respecto a la posición que se le asignó. Esto resultó en su caída y la pérdida de su honor y autoridad (Is 14.12-14, Ez 28.11-19; cp Pr 16.18) La misma clase de caída y juicio podrá suceder con facilidad a un creyente nuevo y débil que sea colocado en una posición de liderazgo espiritual.
1 Tim 5.22 - «No impongas con ligereza las manos a ninguno...» La ceremonia que afirmaba la disponibilidad y aceptación de un hombre para el ministerio público como anciano, pastor o supervisor. Esto procedía de la práctica del Antiguo Testamento de imponer las manos sobre un animal que iba a ser sacrificado con el fin de identificarse con él (Ex 29.1o, 15, 19; Lv 4.15; cp Nm 8.10; 27.18-23; Dt 34.9; Mt 19.15; Hch 8.17, 18; 9.17; He 6.2). «con ligereza» se refiere a proceder con esta ceremonia sin haber hecho una investigación juiciosa, ni pasar por un período de preparación para asegurarse de las calificaciones del candidato (como en 3.1-7).

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