jueves, 6 de agosto de 2009

FORTALEZA Y DEBILIDAD EN LA RESPUESTA DEL HOMBRE

Ustedes, los que van tras la justicia y buscan al Señor, ¡escúchenme! Miren la roca de la que fueron tallados, la cantera de la que fueron extraídos. Miren a Abraham, su padre, y a Sara, que los dio a luz. Cuando yo los llamé, él era solo uno, pero lo bendije y lo multipliqué. Isaías 51.1-2 NVI
Aunque parezca mentira es posible manifestar estas dos condiciones aún siendo hombres de Dios: fortaleza y debilidad.
Fortaleza es la condición que lleva al hombre a responder afirmativamente al llamado de un claro testimonio de fe y obediencia a la voz de Dios, al punto que a veces parecen decisiones irracionales para el resto de los hombres y debilidad la que se manifiesta, curiosamente, en el vano intento de llevar a cabo la tarea encomendada por Dios a la manera que el hombre quiere... y por los temores, al menos al comienzo; porque como en tantos aspectos, el hombre que vive a los pies del altar también necesita tiempo para madurar. Esta es la única manera de poder manifestar en toda su plenitud la fortaleza y el poder de Dios en su vida.
Desde que Abraham inició la construcción de altares escuchó la misteriosa voz del Señor y se acostumbró a la existencia de un llamado cuya naturaleza todavía no alcanzaba a comprender totalmente. Dios cumple sus promesas y a su tiempo se dan todos sus propósitos para con sus siervos.
-H.P.
ORACIÓN:
--Señor, dame fortaleza para esperar en tus tiempos.
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