sábado, 8 de agosto de 2009

EL VALOR DE LOS HECHOS

Se cuenta que cierto día en los tiempos clásicos en Grecia, mientras se celebraban los famosos Juegos Olímpicos se presentó un débil anciano para presenciar el espectáculo, pero llegó tarde y encontró a todos los asientos ocupados.
Pasando frente a los que estaban ocupados por los atenienses ninguno le ofreció el suyo pero llegando a donde estaban ubicados los espartanos todos como un solo hombre se levantaron para dar su lugar al anciano. Viendo esto, un aplauso espontáneo partió de las filas atenienses.
Notando esto el venerable anciano observó: Los atenienses admiran lo que es bueno, pero los espartanos lo practican.
¿Cómo es contigo, querido lector?
«No amemos de palabra ni de lengua, sino de obra y verdad.»
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