viernes, 19 de agosto de 2011

LA TRADUCCIÓN DE MAMÁ

Cuatro pastores se encontraban hablando de los méritos de las diferentes traducciones de la Biblia. A uno le gustaba más una versión en particular porque su lenguaje era sencillo y hermoso. Otro prefería una edición más erudita porque se acercaba más al original hebreo y griego. Y había otro a quien le gustaba una versión contemporánea por su vocabulario actualizado.

El cuarto pastor guardó silencio por un momento y luego dijo: «A mí la que más me gusta es la traducción de mi mamá.» Sorprendidos, los otros tres hombres dijeron que no sabían que su madre hubiera traducido la Biblia. «Sí -contestó él-. La tradujo a la vida, y fue la traducción más convincente que vi jamás.»

En vez de hablar sobre preferencias de traducción, este pastor les recordó que el foco más importante debe estar en aprender la Palabra de Dios y practicarla. Esa era la prioridad número uno de la vida de Esdras. Como escriba, él estudiaba la ley, la obedecía y la enseñaba a los israelitas (Esdras 7.10). Por ejemplo, Dios mandó a su pueblo que no se casara con las naciones vecinas que servían a dioses paganos (9.1-2). Esdras confesó a Dios el Pecado de la nación (9.10-12) y corrigió al pueblo, el cual luego se arrepintió (10.10-12).

Imitemos el ejemplo de Esdras procurando la Palabra de Dios y traduciéndola a la vida.
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EL MEJOR COMENTARIO DE LA BIBLIA ES
UNA PERSONA QUE LA PONE EN PRÁCTICA.
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-Anne E. Cetas
Our Daily Bread




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