lunes, 13 de febrero de 2012

EL COMPROMISO A MEDIAS NO SIRVE

Hace años, el presidente de los Estados Unidos de América, Theodore Roosevelt, hizo este llamado a comprometerse: «No es el crítico el que cuenta; no es el hombre que indica cómo tropezó el hombre fuerte o dónde el haqcedor de obras lo pudo haber hecho mejor. El crédito le pertenece al hombre que en realidad está en el campo de batalla, cuyo rostro está desfigurado por el polvo, el sudor y la sangre, quien se esfuerza valientemente; quien se equivoca y se queda corto una y otra vez, porque no hay esfuerzo sin error y deficiencias, quien verdaderamnete intente hacer la obra; quien conoce el gran entusiasmo, la gran devoción y se desgasta por una causa digna;  quien, en el peor de los casos, si falla, por lo menos falla mientras se atreve con grandeza. Es mucho mejor atreverse a hacer cosas grandiosas, lograr triunfos gloriosos, aunque estén seguidos  de fracasos, que estar junto con aquellos espíritus pobres que ni disfrutan ni sufren mucho porque viven en un crepúsculo gris que no conoce ni la victoria ni la derrota<175.
      El apóstol Pablo es un ejemplo de ello, él verdaderamente no viovía en una zona gris. Reconoció que su batalla en la carrera cristiana  era en contra de un formidable enemigo, el mismo enemigo que se esforzó en resistir a Dios en su propio cielo, y que resistió al hombre en su inocencia en el huerto el Edén. Es más, este enemigo trató de detener el nacimiento, la vida y la resurrección de Cristo. ahora tgrata de destruir a la iglesia y obstaculizar el servicio comprometido de los creyentes.
      Debemos aprender a reconocer y a entender el significado de la estrategia de este enemigo, a estar preparados para la batalla y fortalecer nuestro compromiso con Dios.
       Satnás, el enemigo de la iglesia, con frecuencia está confundiendo a los creyentes con falsas enseñanzas, las cuales son un complot de él para frustrar a los cristianos. ¿Por qué hay tanta enseñanza de lo que los cristianos están en descuerdo? Una razón es porque muchos "maestrso" llegan a lo que ellos creen que es la verdad por intuición o experiencia mística. Esa práctica ha penetrado a alguna de nuestras iglesias hoy en día.
       Frente a la astucia de Satanás quien nos tienta a la duda, dificultades, falsa enseñanza y autosuficiencia, nos preguntamos: ¿Cómo debo enfrentar los ataques de Satanás? ¿Cómo debo resistir todas sus estrategias complejas y sutiles? Lo maravilloso  es que se puede hacer frente a todos sus ataques de una manera sencilla: Poniéndose  toda la armadura de Dios (Efesisos 6.13), si lo hace, estará listo para la batalla. Y estará demostrando una vida de total compromiso con Dios.
     

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