viernes, 9 de septiembre de 2011

LÉELA EN VOZ ALTA

«... ocúpate en la lectura de las Escrituras, la exhortación y la enseñanza.»
1 Timoteo  4.13

En su libro «Los sectarios de Dios», el escritor Adam Nicholson habla de la sensibilidad que tenían los traductores de la Biblia del rey Jacobo al sonido.Dice que los 12 hombres se sentaron alrededor de la habitación a escuchar el texto leído en voz alta. Creían que lo que gobernaba la aceptación de un versículo en particular no era únicamente la precisión al lenguaje original sino su sonido agradable de las palabras.

Pablo entendía el poder de la Palabra hablada. Instruyó al joven pastor Timoteo a que leyera la Biblia en público: «Entre tanto que llego, ocúpate en la lectura de las Escrituras, la exhortación y la enseñanza« (1 Timoteo 4.13).

La Palabra de Dios mueve el corazón cuando entra en el oído del creyente. Entonces, sea cual fuere la versión que leas en tu tiempo devocional, devociones familiares o en el culto de una iglesia, recuerda el poder de la Palabra hablada. Busca oportunidades para leerla en voz alta.

Dios habla por medio de su Palabra. Toma tiempo para escuchar.


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