jueves, 26 de enero de 2012

MEDITANDO LA PALABRA

LA PASIÓN DE LA SUNAMITA

Un día en que Eliseo pasó por Sunem, una mujer importante que allí vivía lo invitó con mucha insistencia a que pasara a comer. Y cada vez que Eliseo pasaba por allí, se quedaba a comer.
2 Reyes 4.8 DHH

      Hoy me gustaría compartir acerca de la pasión de la mujer sunamita, por mantener la presencia y bendición de Dios en su hogar.
     Creo que muchos hemos leído este pasaje en el segundo libro de los Reyes, donde nos relata la insistencia de esta mujer, primero para que el varón de Dios comiera en su casa, y después, que no sólo pasara un buen rato ahí, sino que se quedara en su casa.
       Entonces convenció a su esposo para que preparara un lugar especial donde este hombre pudiera vivir o quedarse.
      Esto nos lleva a ver el simbolismo que caracteriza a la Biblia, y hablarnos de manera tan clara a nuestra vida y hacernos saber que no sólo necesitamos emocionarnos por ratos con la presencia del Espíritu Santo, en un culto lleno de fuego, sino que necesitamos invitarlo a vivir dentro de nosotros para mantener esa llama ardiendo en nues
      ¿Qué nos resultaría mejor: Que el poder de Dios (esto es, el Espíritu Santo) estuviera en nosotros por ocasiones, o que se mudara a vivir dentro de nosotros de manera permanente?
      Que nos acompañe a todas partes, porque por sí no lo sabías, esta posibilidad existe. Pero en nuestra vida nos hemos llenado de muchas otras cosas, que de la necesidad de llevar la presencia de Dios a cada lugar a donde nosotros vamos.
      ¿Y cuál ha sido el resultado? Vidas frías, monótonas y llenas de rutina.
      Aquella mujer era alguien importante en su pueblo; no tenía carencias. Vamos a decirlo así: "No necesitaba nada".
      Pero en su corazón reconoció que sí le hacía falta algo; esto era, la presencia de Dios EN SU VIDA Y EN EL HOGAR, DE MANERA PERMANENTE.
     El día que invitemos a Dios (y al Espíritu Santo) a vivir con nosotros, sin importar posición social, problema o circunstancia que estemos pasando, experimentaremos una vida plena. . . teniendo paz y estabilidad como nunca antes lo hubiéramos podido vivir.
      Pero el inicio de toda vida llena de Dios es: RECONOCER QUE LO NECESITAMOS EN NUESTRA VIDA.
      Preparemos UN LUGAR PARA ÉL. . . 
      ¡Bendiciones!



--------------------------------------------------

-Nelly Maldonado
Revista CENTINELA
México

0 comentarios: