miércoles, 16 de noviembre de 2011

PARA REFLEXIONAR

Juan Wesley en cierta ocasión tuvo un altercado con su íntimo amigo y compañero de muchos años, José Bradford. Decidieron separarse y romper la amistad. Esa noche cada uno se retiró a su dormitorio con la firme resolución de no cruzarse más una palabra. Pero a la siguiente mañana, Wesley no se contuvo, fue donde Bradford y le preguntó si había pensado bien lo que habían resuelto.
-Lo he pensado bien, le contestó este.
Wesley le preguntó:
-¿Y será posible que nos separemos para siempre?
Bradford le dijo.
-Tú puedes hacer lo que quieras.
-Pero, ¿no me pedirás perdón?, le preguntó Wesley.
-No, no te pediré perdón, le contestó Bradford con ánimo resuelto.
-En ese caso, le dijo Wesley, yo te pido que me perdones.
No era eso lo que Bradford esperaba. Titubeó un momento y luego, llorando se echó en brazos de su amigo.

0 comentarios: