viernes, 25 de febrero de 2011

CUANDO NUESTROS SUEÑOS SE HACEN AÑICOS

Cuando nuestros sueños se hacen añicos, ¿cómo reaccionamos? Cuando José, el hijo favorito de Jacob, fue vendido como esclavo por sus hermanos (Génesis 37.12-36), podría haber caído en la autoconmiseración y en la autocompasión. En cambio, permaneció fiel al Señor. En Génesis 39, leemos cuatro veces que «Jehová estaba con José» (vv. 2,3,21,23) y que su proceder revelaba su fidelidad a Dios. Su vida ejemplar hizo que aquellos a quienes servía en Egipto reconocieran que el Señor estaba con él.

¿Amamos a Dios más que nuestros sueños? Aunque es probable que José haya lamentado la pérdida de su vida pasada y lo que podría haber tenido, Dios lo guió para cumplir con un llamado que él jamás se hubiese imaginado. Hoy el Señor anhela guiarnos. ¿Estaremos dispuestos a ser redirigidos por Él?
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«El corazón del hombre piensa su camino;
mas Jehová endereza sus pasos»
Proverbios 16.9

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