La vida puede volverse un caos con las luchas relacionales. Este fue el caso en la iglesia de Filipos. Dos siervas fieles, Evodia y Síntique, estaban en total desacuerdo. El apóstol Pablo le escribió a la iglesia para exhortar a sus miembros a solucionar sus problemas (Filipenses 4.2); además, quería que otra persona se acercara a ellas con un espíritu bondadoso: «Asimismo te ruego a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio...» (v. 3).
Al darnos cuenta de que todos hemos generado caos en la vida, podemos confiar en que el Señor nos ayudará a tratar amablemente a los demás.
0 comentarios:
Publicar un comentario