viernes, 29 de agosto de 2014

HUELLAS DEL CORAZÓN

    Dejamos huellas dactilares en los frascos, en los vasos, en las paredes, o en los teclados. Ya que las huellas dactilares de cada persona son únicas, dejamos nuestra identidad sobre todo lo que tocamos. Algunos supermercados están, incluso, probando una tecnología que permite que los clientes paguen identificándose con sus huellas dactilares. La huella única de cada cliente y su número de cuenta bancaria se guardan en un archivo para que lo único que se necesite para pagar una cuenta sea una lectura del dedo. 

    Una mujer en la iglesia primitiva dejó otro tipo de huella, "una huella del corazón". Dorcas tocó las vidas de muchas personas por medio de su don único de confeccionar y regalar túnicas y vestidos. Se la describe como "discípula que siempre estaba haciendo algo por los demás, especialmente por los pobres" (Hechos 9.36 NBAD). Nosotros también debemos convertirnos "en un pueblo decidido a hacer el bien" (Tito 2.14c, TLA). Cada uno de nosotros tiene una huella del corazón única que puede tocar a otra persona.

    Un autor anónimo escribió esta oración acerca de alentar a los demás a hacer el bien: «Oh Dios, donde quiera que vaya hoy, ¡ayúdame a dejar huellas del corazón! Huellas del corazón de compasión, comprensión, y de amor. Huellas del corazón de amabilidad y  auténtica preocupación. Que mi corazón toque a algún vecino solitario, a alguna hija que ha huido de casa, a alguna madre angustiada, o incluso, a algún abuelo anciano. Envíame hoy a dejar huellas del corazón. Y si alguien dice, 'sentí que me tocaste', que sienta el toque de Tu amor a través de mi.»

    ¿Harás esta oración hoy? 

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