Con un Dios que va delante, que me protege, me guía, me da descanso y me acompaña en todo momento como fiel amigo, bien puedo adelantarme en el nuevo año sin temores de ningún tipo, con confianza y buen ánimo, en paz, diciéndole desde lo profundo de mi alma lo que el himnólogo escribió:
Señor, heme en tus manos, dirígeme
y hasta el fin de mis años
mi Guía sé.
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