«. . . no emitan juicios prematuros. El Señor es quien iluminará, cuando venga, lo que se esconde en la oscuridad y que pondrá al descubierto las secretas intenciones de cada persona. Entonces cada uno recibirá de Dios su merecido» (1 Corintios 4.5 - BLPH*)
El verdadero motor de las expresiones de nuestra conducta se encuentra en un área desconocido del corazón. Nuestras motivaciones y actitudes. En otras palabras "las intenciones del corazón". Estas intenciones determinan nuestras acciones y son el impulso final de lo que pensamos o sentimos.
Generalmente, las motivaciones surgen de las necesidades internas de las personas; las actitudes, en cambio son conductas aprendidas que determinan nuestras reacciones y se expresan espontáneamente a través de lo que decimos y hacemos.
Dios nos dice en su Palabra que Él mira nuestro corazón y aprueba nuestras actitudes. Su aprobación a nuestras decisiones depende de las motivaciones que las generan. (Jr 17.10; Ap 2.23; Sal 7.9b).
La Palabra de Dios siempre apunta a transformar nuestras actitudes y motivaciones. Actúa en nuestro interior cuando le creemos, reconocemos nuestra necesidad de cambiar, pedimos perdón, y decidimos obedecer.
El fruto del Espíritu en nosotros trabaja en el ámbito de las motivaciones y actitudes, son éstas el objetivo de la santificación . . .
Cabe preguntarnos: ¿Por qué hago esto? ¿Por qué hago aquello? ¿Qué es lo que verdaderamente quiero obtener con tal o cuál cosa . . .?
Examinarnos y sincerarnos con nosotros mismos y con Dios, deberá ser un ejercicio diario. Ello nos libera y nos ayuda a caminar cada
-Fuente: Febe Zanetti
Centro de Entrenamiento Cristiano Internacional
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*Biblia La Palabra - El Mensaje de Dios para mí
Edición Hispanoamericana - 1ª edición 2010
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