Pacientemente esperé al Señor, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
Salmo 40.1
Cuando nos frustramos con el aparente retraso de Dios para responder a nuestra oración, es bueno recordar que Él desea desarrollar en nuestro carácter las cualidades de la fe y la perseverancia (Santiago 1.2-4).¡Espera en el Señor!
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