lunes, 31 de diciembre de 2012

¿QUÉ NOS TRAERÁ EL AÑO NUEVO?

1 Reyes 20 (20.22)

     Este capítulo nos presenta un pasaje muy interesante de la historia del pueblo de Israel.

    A la luz del mensaje del profeta dado al pueblo de Israel podemos preguntarnos: ¿Qué nos traerá el año nuevo? Sólo Dios tiene la respuesta final, pero hay ciertas cosas  que cada año nuevo nos  ofrece generalmente:

  1. Nos ofrece la renovación de la batalla de la vida. En otra palabras, nos hace ver que la lucha nunca termina, que no hay límite de tiempo para ella.
  2. Nos presenta el mismo desafío. La lucha que libramos es en contra de la carne, el mundo y el diablo.
  3. Nos hace ver que necesitamos las mejores armas para la lucha. Una experiencia definida de conversión y de entera santificación son las mejores armas para  la lucha que hay que librar en este nuevo año.  Por supuesto, Dios tiene una armadura especial para el cristiano (Efesios 6).
  4. Nos ofrece la dirección divina del Capitán. Al fin y al cabo, la batalla no es toda nuestra, sino del Gran Capitán, el Señor Jesucristo. Las fuerzas son de Él.
  5. Nos ofrece una oportunidad para ser leales, fieles y obedientes. En este pasaje el rey no demostró estas cualidades. Dejó escapar a uno de los acérrimos enemigos de Israel.
    Dios permita que este sea un año feliz, no tanto porque el camino  sea fácil de andar, sino porque Él ha prometido que lo andará con nosotros.

-Eduardo Wyman
-Maná Ministerial -Vol. XVI

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viernes, 28 de diciembre de 2012

PARA REFLEXIONAR

VOCES DEL PASADO

«Unidos, nos mantendremos en pie; divididos caeremos»

-ESOPO

jueves, 20 de diciembre de 2012

EL ÁRBOL DE NAVIDAD

La gloria del Líbano vendrá a ti.
Isaías 60.13

    Los árboles de Navidd  parecen tener su origen en las antiguas celebraciones saturnales. Los romanos decoraban sus templos con verdor y con velas. Los soldados romanos que conquistaron las Islas Británicas hallaron que los druidas, sacerdotes de una orden religiosa céltica adoraban el muérdago, y que los sajones usaban el agrifolio y la hiedra en las ceremonias religiosas. Todas esas cosas se incorporaron a las costumbres navideñas.

    Sin embargo, resulta interesante   notar que la primera persona  que haya encendido un árbol de Navidad pudiera haber sido Martín Lutero, padre de la Reforma. Él introdujo la costumbre de poner velas en los árboles para celebrar la Navidad, citando a Isaías  60.13 como autoridad bíblica para esa costumbre: «La gloria del Líbano vendrá a ti, cipreses, pinos y bojes juntamente, para decorar el lugar de mi santuario; y yo honraré el lugar de mis pies.»
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Fuente: -Christianity. com

viernes, 14 de diciembre de 2012

PARA MEDITAR

Es una gran cosa haber sido salvado; mayor aún es haber sido santificado; pero la maravilla más grande de la vida es caminar y conversar con Jesús día a día.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

PARA MEDITAR

La verdadera adoración cristiana

     Cuando nos reunimos para cantar alabanzas  a Dios, orar juntos, testificar acerca de nuestra fe en Cristo  y escuchar la predicación   de la palabra de Dios, esto no es todo lo que constituye la adoración; es solo la preparación para la verdadera  adoración. La verdadera adoración se manifiesta en la vida diaria. O toda la vida cristiana es un culto de adoración, y nuestras reuniones de adoración pública formal nos equipan y nos instruyen para esto, o estas reuniones son absurdas, vacías y un insulto a Dios (véase Amós  5.21-24). La verdadera adoración cristiana consiste  en ofrecer nuestra existencia  en la esfera del mundo, como sacrificios vivos a Dios, y al servicio  de los valores  que realmente importan. 

-George Lyons, Santidad en la vida diaria, (CNP), p.91  

PARA MEDITAR

Sabiduría divina

Jesús, te pido reverente,
que me des toda tu mente;
a fin de encontrar paz, quietud,
que solo tú  impartes, mi Jesús.
Odio nunca más ya sentiré,
solo tranquilidad experimentaré;
en los brazos de mi Dios amante,
pues de Jesús tengo ya su mente.
Sumiso, lleno de amor y pureza,
hasta el fin he de perseverar;
ya no más tendencia  a pecar,
de Jesús ya tengo su pensar.
Restaurado por su amor,
a la imagen del Señor,
al mundo he de testificar
de la perfección de Jesús sin par.

-Carlos Wesley