viernes, 25 de febrero de 2011

CUANDO NUESTROS SUEÑOS SE HACEN AÑICOS

Cuando nuestros sueños se hacen añicos, ¿cómo reaccionamos? Cuando José, el hijo favorito de Jacob, fue vendido como esclavo por sus hermanos (Génesis 37.12-36), podría haber caído en la autoconmiseración y en la autocompasión. En cambio, permaneció fiel al Señor. En Génesis 39, leemos cuatro veces que «Jehová estaba con José» (vv. 2,3,21,23) y que su proceder revelaba su fidelidad a Dios. Su vida ejemplar hizo que aquellos a quienes servía en Egipto reconocieran que el Señor estaba con él.

¿Amamos a Dios más que nuestros sueños? Aunque es probable que José haya lamentado la pérdida de su vida pasada y lo que podría haber tenido, Dios lo guió para cumplir con un llamado que él jamás se hubiese imaginado. Hoy el Señor anhela guiarnos. ¿Estaremos dispuestos a ser redirigidos por Él?
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«El corazón del hombre piensa su camino;
mas Jehová endereza sus pasos»
Proverbios 16.9

CUANDO DIOS CONTESTA LA ORACIÓN

Cuando Dios contesta la oración acerca de determinada situación, tenemos el privilegio de ser parte de Su obra y de alabarlo por ella.

miércoles, 23 de febrero de 2011

MATRIMONIO SEGÚN DIOS

La película La princesa prometida tiene una escena de boda, en la cual el clérigo que la dirige, dice: «El matrimonio [...] es lo que hoy nos une».

Aunque el uso de esa frase pretendía ser humorístico, él dijo una gran verdad. El matrimonio es, en efecto, un gran unificador. Es una institución solemne y respetable, creada por Dios mismo; y une a un hombre y a una mujer en una unidad asombrosa.

A veces es bueno traer a la memoria el gran plan para el matrimonio que desarrollan las Escrituras.

El matrimonio crea una nueva familia a partir de dos: Adán dijo: «Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne [...]. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer» (Génesis 2.23-24).

Brinda una manera pura de canalizar un deseo diseñado por Dios: «Pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido» (1 Corintios 7.2).

Constituye un equipo mutuamente servicial: «El corazón de su marido está en ella confiado [...]. Le da ella bien y no mal todos los días de su vida» (Proverbios 31.11-12).

El matrimonio a la manera de Dios une a un hombre y a una mujer para honrarlo a Él y ayudar a la sociedad. Celebremos el matrimonio por la forma en que nos une en el nombre de Dios.

-jdb -NUESTRO PAN DIARIO

MATRIMONIO SEGÚN DIOS

La película La princesa prometida tiene una escena de boda, en la cual el clérigo que la dirige, dice: «El matrimonio [...] es lo que hoy nos une».

Aunque el uso de esa frase pretendía ser humorístico, él dijo una gran verdad. El matrimonio es, en efecto, un gran unificador. Es una institución solemne y respetable, creada por Dios mismo; y une a un hombre y a una mujer en una unidad asombrosa.

A veces es bueno traer a la memoria el gran plan para el matrimonio que desarrollan las Escrituras.

El matrimonio crea una nueva familia a partir de dos: Adán dijo: «Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne [...]. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer» (Génesis 2.23-24).

Brinda una manera pura de canalizar un deseo diseñado por Dios: «Pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido» (1 Corintios 7.2).

Constituye un equipo mutuamente servicial: «El corazón de su marido está en ella confiado [...]. Le da ella bien y no mal todos los días de su vida» (Proverbios 31.11-12).

El matrimonio a la manera de Dios une a un hombre y a una mujer para honrarlo a Él y ayudar a la sociedad. Celebremos el matrimonio por la forma en que nos une en el nombre de Dios.

LA PREGUNTA DEL RABINO

Un rabino le preguntó a sus alumnos:

- ¿Cuándo, al amanecer, se puede diferenciar la luz de las tinieblas?
Un alumno contestó:
- Cuando me puedo dar cuenta de la diferencia entre una cabra y un burro.
- No -le contestó el rabino.
Otro alumno respondió:
- Cuando me puedo dar cuenta de la diferencia entre una palmera y una higuera.
- No - contestó nuevamente el rabino.
Entonces los alumnos lo presionaron y le preguntaron:
- Cuál es, pues, la respuesta?
Y el rabino contestó:
- «Cuando miren el rostro de cada hombre y de cada mujer y veas en ellos a tu hermano y a tu hermana. Sólo en ese momento has visto la luz. Todo lo demás es tinieblas»



sábado, 19 de febrero de 2011

PARA TOMAR EN CUENTA

P I E N S A

P ¿Es productivo?
I ¿Inspira?
E ¿Edifica?
N ¿Es necesario?
S ¿Es seguro?
A ¿Es amable?

Si lo que tengo que decir no pasa esta prueba, me quedaré con la boca cerrada!

«Por eso, amados hermanos míos, todos ustedes deben estar dispuestos a oír, pero ser lentos para hablar y para enojarse» (Santiago 1.19 - RVC).



UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD

En tiempos de crisis, valoramos la importancia de cada minuto. Sin embargo, en la rutina diaria, solemos olvidar que cada día es una segunda oportunidad. «El amor del Señor no tiene fin, ni se han agotado sus bondades. Cada mañana se renuevan; ¡qué grande es su fidelidad! Y me digo: ¡El Señor lo es todo para mí; por eso en él confío!» (Lamentaciones 3.22-24 DHH).

Podemos decidir vivir con gratitud por la misericordia y la gracia de Dios, con confianza en Su fiel cuidado y con esperanza porque Él está siempre con nosotros. Hoy Dios nos ofrece una segunda oportunidad en la vida. ¡Aprovechémosla al máximo!
-David C. McCasland
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viernes, 18 de febrero de 2011

C R E D I B I L I D A D

La credibilidad tiene que ver con la capacidad de generar confianza. Esto es esencial para los creyentes porque nuestras vidas influyen en la reputación del Señor (1 Pedro 2.12). Cuando nos autodenominamos cristianos, Su reputación se vincula con nosotros. Si la gente tiene motivos para no creer en nosotros, es probable que no crean en Dios.

La forma de ganar credibilidad es vivir de manera honorable. En consecuencia, los demás creerán en Dios y lo glorificarán.
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jueves, 17 de febrero de 2011

RECORDAR A LOS PEREGRINOS

El autor de la Epístola a los Hebreos nos insta a recordar a los «peregrinos» que anduvieron antes que nosotros, en especial, a aquellos que nos «hablaron la Palabra de Dios», y a considerar «cuál haya sido el resultado de su conducta» (Hebreos 13.7). Y lo más importante aún, nos alienta a imitar su fe.

MOSTRAR AMOR VERDADERO

Nuestro Señor Jesucristo les ordenó a Sus discípulos que se amaran unos a otros porque, de este modo, «conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros» (Juan 13.34-35).
El amor que nuestro Señor quiere que Sus discípulos tengan unos con otros es diferente al sentimiento romántico que se demuestra entre una pareja de enamorados o el afecto fraternal que existe entre amigos o familiares. Es un amor sin egoísmo. La palabra griega que Juan empleó en el mandamiento de Jesús es ágape, la clase de amor que caracteriza a Dios, que no espera nada a cambio. Esto fue lo que el Señor mostró a Sus discípulos cuando «puso agua en una fuente, y comenzó a lavar los pies de los discípulos» (v. 5). Es la clase de amor que exhibió cuando fue a la cruz a morir por nosotros. Un amor sacrificial.
Busca hoy a alguien a quien puedas demostrarle este amor sin egoísmo.
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miércoles, 16 de febrero de 2011

DIGNO DE RESPETO

Rendir homenaje a quienes sirven no es nuevo. Pablo se refirió a esto cuando les recordó a los filipenses que honraran a quienes estaban consagrados al servicio de Dios. Les habló de Epafrodito, un amigo de ellos, que había estado a punto de morir (Filipenses 2.30) debido a sus esfuerzos por servir a otros, incluso a la gente de Filipos, en nombre de Cristo. ¿Qué debían hacer ellos? El apóstol dijo: «Recibidle, pues, en el Señor, con todo gozo, y tened en estima a los que son como él» (v 29). Sin duda, al pensar en quienes se sacrifican para servir al Salvador, estas personas son dignas de nuestro respeto y estima.
¿Por qué no buscar maneras de demostrar gratitud a aquellos que te han servido espiritualmente? Bríndales la honra que merecen.
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Honramos a Dios al honrar
a quienes le sirven a Él.
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AMAR A DIOS

¿Alguna vez te preguntaste cómo quiere Dios que le demostremos nuestro amor? Obtenemos una pista al leer: «El que ama a Dios, ame también a su hermano» (1 Juan 4.21). Es así de simple. Una de las formas principales de demostrar nuestro amor a Dios es amando a nuestros hermanos y hermanas en Cristo. El amarnos auténticamente unos a otros complace a nuestro Padre celestial.

jueves, 3 de febrero de 2011

PENSAMIENTOS PARA MEDITAR

* «No tenemos que temer las sombras oscuras de la vida cuando descansamos bajo la sombra de las alas de Dios»


*«La memoria de una vida piadosa habla con mayor elocuencia que las palabras»

*«El gozo es el resultado de una relación correcta con Dios»

*«Estar apegado a Cristo es el secreto para estar despegado del mundo»

*«Dios permite pruebas en nuestras vidas no para dañarnos sino para hacernos mejores»

martes, 1 de febrero de 2011

SEAN AGRADECIDOS

He encontrado en la vida gente que le cuesta ser agradecida y en lugar de agradecimiento su boca está llena de lamentos, quejas y sus ojos listos sólo para encontrar lo negativo.

Agradecimiento es una hermosa joya que nunca debemos perder en el camino.
¿Cuándo fue la última vez que usted expresó agradecimiento a Dios? ¿Cuándo fue la última vez que usted fue agradecido con alguien?
Pruébelo . . . la palabra GRACIAS hace que la gente sonría.
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. . . SED AGRADECIDOS (Colosenses 3.15).
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