martes, 17 de mayo de 2011

TREINTA DÍAS CON JEREMÍAS - Nº 18

DIOS, EL SEÑOR DE TODAS LAS NACIONES

Texto para estudio: Jeremías 46.1-12


*¿Cómo era el ejército del faraón?

*¿Cómo se describe la participación del Señor en la batalla?


Desde la perspectiva humana, la victoria ya le pertenecía a Egipto: su ejército estaba preparado, poderoso; los oficiales gritaban órdenes: "preparen... láncense... ensillen... monten..." Cuatro años antes ellos derrotaron a los israelitas, matando a su rey Josías y ahora han de hacer lo mismo contra los babilonios. Pero, ¿qué es lo que decía el profeta? "Retrocedan..." Apenas empieza la batalla y los egipcios huyen, contra toda esperanza y el Señor anuncia que el ejército del faraón será destruido.

Pero aun así quizás haya hombres no convencidos de que el ejército de Egipto, que crece como el Nilo, pueda ser derrotado. Esuchamos de vuelta a los oficiales egipcios: "¡Que avance... adelante...! y vemos sus mercenarios de Etiopia, Libia y Lidia. Sin embargo, "este es el día del Señor Todopoderoso, el día en que va a vengarse de sus enemigos", "de Egipto", "río de aguas violentas" que inunda y destruye ciudades y sus habitantes y que mató a Josías, el piadoso siervo del Señor. Al destruir al gran ejército reponsable de esa muerte, Dios no lo deja sin castigo. Ahora no es el hombre que va a matar, sino Dios. Y por más que Egipto busque escaparse, "no hay remedio para ti", las naciones "te oye(n) gritar".

Dios o es el Señor de todo o no es Dios. Las profecías de Jeremías (46 al 51) muestran que el Señor no es Dios únicamente de Israel sino el Señor de toda la tierra, cuyo destino depende de su mano. Hay un solo Dios --un solo gobierno para toda la humanidad. Jeremías es profeta a las naciones. De la misma manera, nosotros los cristianos somos enviados también a las naciones porque Dios es el Señor de todo lo creado (Jer 1.10; Mt 28.18-20).

A veces por pensar que no se puede dominar al mundo, me quedo en casa. Pero con tales miedos, terminaría viviendo a medias y no la vida plena y arriesgada con el Señor Todopoderoso.

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ORACIÓN: Padre Todopodeoroso, Señor de las naciones, permíteme confiar en ti, en medio de la confusión de este mundo y a comprometerme con la misión a todas las naciones y pueblos, en el nombre de Cristo Jesús. Amén.

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-TREINTA DÍAS CON JEREMÍAS - Un amor esperanzado

-Serie de devocionales

Juan Harrower



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