miércoles, 29 de diciembre de 2010

LOS RETOS DEL 2011

Amados hermanos nazarenos:

El nuevo año 2011 es un año de muchos retos. Creo firmemente que Dios nos ha llamado, como parte del cuerpo de Cristo, a reformar nuestro entorno geográfico. Estoy plenamente convencido que sólo con la santidad escritural lo lograremos y por medio del testimonio podemos mostrar lo que el poder de Dios hace. Para ello necesitamos la acción consagrada de todos.
Lima requiere ser reformada; cada día escuchamos acerca de la crísis social, económica, política y jurídica que nos ha tocado vivir, recordemos que la creación gime por la manifestación de los hijos de Dios.
Niños, jóvenes y adultos, mujeres y hombres necesitan la acción de la fe en cada uno de nosotros como nazarenos; es por ello que hemos de seguir buscando la dirección del Espíritu, y ser un pueblo que razona lo que cree y lo que hace. Que Dios nos ayude a mantener vivo el ministerio del pueblo llamado nazareno. Que mantengamos firme nuestra identidad.
Es mi deseo que mantengamos la unidad bajo los señalamientos que la Palabra ordena; que afirmemos nuestra doctrina y compromiso como nazarenos para que en este nuevo año cumplamos cabalmente la voluntad de Dios de extender su Reino en Lima.
"Somos deudores de dar el evangelio en la misma medida en que lo hemos recibido" -Phineas F. Bresee
Fraternalmente en Cristo,
Pbro. Luciano Grillo Gutiérrez

miércoles, 15 de diciembre de 2010

¿CÓMO NOS RECORDARÁN?

LAS PERSONAS NOS RECORDARÁN POR NUESTRAS PROMESAS CUMPLIDAS Y POR NUESTRA HONESTIDAD, EN ESPECIAL CUANDO HUBIÉRAMOS PODIDO BENEFICIARNOS AL NO DECIR LA VERDAD. EL CARÁCTER DE TU PALABRA ES TU MAYOR BIEN Y LA HONESTIDAD, TU MEJOR VIRTUD.

EL PERDÓN

Mientras mantengas odios y resentimientos en tu corazón, será imposible ser feliz.
Lo maravilloso del perdón no es que libera al otro de su eventual culpa, sino que te libera a ti de un sufrimiento para el alma. La vida es muy bella como para mantener sentimientos negativos en nuestro camino . . .

martes, 14 de diciembre de 2010

DESDE EL CORAZÓN DEL SEÑOR

«... por tus palabras serás reivindicado, y por tus palabras serás condenado.»
Mateo 12.37 RVC
Permítanme introducir esta reflexiòn recordándoles que yo no soy el autor de las palabras del texto, fue Jesús quien las dijo. Y esto pone esta declaración en la perspectiva seria, ¿verdad?
Muchas veces hemos escuchado que "los palos y las piedras pueden romper mis huesos, pero las palabras nunca me harán daño." Pero eso no es cierto ¿verdad? Nuestras palabras duelen realmente. Ellas pican, ellas hieren, ellas perjudican. Jesús dijo que seríamos responsables de ellas.
"Solamente las digo tal como es", esto es una excusa común para arruinar a alguien, ¿pero seríamos tan veloces para descargar tan rápidamente si primero recordáramos que esas mismas palabras serán traídas a nuestra cuenta cuando estemos de pie ante Dios un día? Y de todos modos, ¿por qué tratar este tema en la Navidad?
Por la misma razón que esta es la Navidad, por eso es. Aquel que dijo esas palabras mientras anduvo en la tierra, primero vino como un niño, humilde y sin embargo era de sangre noble, para mostrarnos primero cómo vivir -y luego morir en nuestro lugar. Aunque la mayoría de la gente rechace ese regalo sin precio, nosotros que lo ceptamos no tenemos ninguna excusa para herir a los demás con nuestras palabras. Efesios 4.15 nos motiva a decir la verdad "en amor" de modo que "podamos crecer en todo hacia aquel que es la cabeza, esto es, Cristo" Los creyentes maduros buscan la ayuda de Dios para guardar sus labios y no causar daño y herir a los demás solamente por satisfacer su egoismo, y más bien dicen la verdad en amor, con el propósito de dar vida, sanidad y reconciliación.
Mientras hacemos muchas de nuestras actividades en esta Navidad, recordemos las palabras de Aquel cuyo nacimiento celebramos y pesemos nuestras palabras antes de decirlas. Hay suficiente negatividad proclamada por aquellos que no conocen a Cristo. Respondamos nosotros diciendo palabras de amor y vida y alegría a oídos y corazones que tan desesperadamente necesitan oirlas.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

¿CÓMO SE PUEDE MEDIR LA MADUREZ ESPIRITUAL DE UN CREYENTE?

Puede medirse la madurez espiritual de un creyente por lo que puede quitarle el gozo. El gozo es un fruto de una vida guiada por el Espíritu (Ga 5.22). Debemos regocijarnos siempre (Fil 4.4, 1 Ts 5.16). En todas las circunstancias el Espíritu Santo produce gozo, de modo que no debe haber ningún momento en el que no estemos regocijándonos de alguna manera.
En cambio, la confusión, las pruebas, los ataques, los deseos insatisfechos, el conflicto y las relaciones tirantes pueden quitarnos el equilibrio y despojarnos del gozo si no tenemos cuidado. Entonces hemos de llorar como el salmista: «Vuélveme el gozo de tu salvación» (Sal 51.12).
Jesús dijo: «En el mundo tendréis aflicción» (Jn 16.33), y el apóstol Jacobo escribió: «Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas» (Stg 1.2). Dios tiene su propósito en nuestras aflicciones, pero nunca nos quita nuestro gozo.
A fin de mantener nuestro gozo debemos asumir la perspectiva de Dios respecto a nuestras pruebas. Cuando nos rendimos a la obra de Su Espíritu en nuestra vida, no nos agobiarán nuestras dificultades.